Curro ya no puede callar más. Su determinación por descubrir la verdad sobre la muerte de su hermana lo ha llevado a desafiar a quienes ocultan secretos dentro de La Promesa. Con el apoyo incondicional de Pía, que comparte su dolor y su necesidad de justicia, decide dar el paso definitivo: enfrentarse a quienes obstaculizan la investigación.
Lorenzo, el enemigo en las sombras
Desde el inicio, Lorenzo ha intentado sabotear cualquier intento de llegar a la verdad. Su insistencia en desviar la atención, en impedir que ciertas personas hablen y en bloquear pruebas clave lo convierten en un adversario peligroso. Su comportamiento es más que sospechoso, y Curro lo sabe. Ha llegado el momento de actuar.
Decidido a ir más allá, Curro se dirige a Rómulo y Ricardo, dos figuras con poder dentro de La Promesa. Con voz firme, expone todas las trabas que Lorenzo ha impuesto y deja en claro que su actitud no es casualidad, sino una estrategia para ocultar algo. Sus palabras no son impulsivas ni fruto de la desesperación, sino de una intuición certera que no puede ignorarse.
Rómulo, siempre el mediador, comprende que este asunto no puede tomarse a la ligera. Ricardo, por su parte, ve que este conflicto no solo afecta al servicio, sino que también podría tener consecuencias en la nobleza. Juntos toman una decisión: actuar.
Por primera vez, Curro siente que no está solo en su lucha. Lo que comenzó con el apoyo de Pía ha escalado hasta atraer la atención de los más poderosos de la mansión. Y Lorenzo lo sabe. Su rostro se endurece al darse cuenta de que su tiempo se está acabando. La verdad está cada vez más cerca de salir a la luz, y con cada nuevo paso de Curro, la tensión en La Promesa crece.
María Fernández y la sombra de Jana
Mientras Curro libra su propia batalla, María Fernández siente que su mundo se desmorona. La muerte de Jana ha dejado un vacío que ninguna rutina puede llenar. Cada rincón del palacio, cada susurro, cada sombra le recuerda a su amiga. Lo que al principio eran recuerdos reconfortantes, ahora son un peso insoportable.
Pero Petra no tiene paciencia para el duelo. Con su frialdad habitual, reprende a María sin piedad, recordándole que su deber está por encima de sus emociones. “Si no puedes hacer tu trabajo, te irás”, le espeta con indiferencia. María, atrapada entre su dolor y el miedo a perder su empleo, se obliga a seguir adelante.
A pesar de su sufrimiento, encuentra apoyo en Simona, Candela e incluso en Curro, quienes, en silencio, la rodean con comprensión. Pero el verdadero desafío para María es otro: aprender a vivir sin Jana. Porque hay heridas que el tiempo no sana, solo la lucha. Y María está a punto de descubrir qué tan fuerte es realmente.
La caída de Cruz y la nueva guerra por el poder
Con la detención de Cruz, el equilibrio de poder dentro de La Promesa se rompe. Petra se encuentra sin su mayor aliada y de repente vulnerable. Leocadia, agotada por la constante lucha, contempla marcharse, pero Alonso sabe que su partida solo desataría un caos aún mayor. Con astucia, la convence de quedarse.
Sin embargo, Leocadia entiende que no puede seguir sola. Su nueva estrategia es formar una alianza con Petra, a pesar de sus roces pasados. Juntas, pueden recuperar el control. Pero, ¿hasta dónde están dispuestas a llegar? ¿Y cuánta lealtad hay realmente en esta alianza?
El palacio se convierte en un tablero de ajedrez donde cada movimiento puede cambiarlo todo. Con Curro desafiando a Lorenzo, María intentando sobrevivir a su duelo y Leocadia maniobrando para mantener su poder, La Promesa está más dividida que nunca.