En la tranquila provincia de Zamora, en la frontera entre España y Portugal, se encuentra Salto de Castro, un pueblo que durante más de tres décadas permaneció deshabitado. Construido originalmente en la década de 1950 para alojar a los trabajadores de una presa cercana, el pueblo quedó vacío tras la automatización de la central hidroeléctrica en 1989. Sus 44 viviendas, iglesia, escuela, piscina y otras instalaciones quedaron en silencio, convirtiéndose en un símbolo de la “España vaciada”.
Sin embargo, en enero de 2025, este escenario cambió drásticamente con la llegada de Jason Lee Beckwith, un empresario estadounidense y director ejecutivo de Rockin Hospitality, con sede en California. Beckwith adquirió el pueblo por aproximadamente 300.000 euros, con la visión de transformarlo en un destino turístico de lujo. Su plan incluye la rehabilitación de las viviendas para convertirlas en villas de lujo, apartamentos boutique y albergues. Además, contempla la apertura de un restaurante especializado en bodas y eventos, un centro de bienestar y diversas instalaciones recreativas. La inversión inicial estimada para este ambicioso proyecto es de dos millones de euros.
Beckwith, quien ya está tramitando su visado para residir permanentemente en España, planea mudarse al pueblo y convertirse en su primer habitante en 35 años. Su objetivo es inaugurar el renovado Salto de Castro en agosto de 2026, ofreciendo a los visitantes una experiencia inmersiva que combine lujo y autenticidad en un entorno rural único.
Este proyecto no solo busca revitalizar el pueblo, sino también impulsar la economía local. Beckwith ha expresado su intención de contratar a personal de la zona para las obras de rehabilitación y, posteriormente, para la gestión del complejo turístico. Además, pretende colaborar con productores locales para abastecer su restaurante, promoviendo así los productos de la región.
La comunidad local ha recibido con entusiasmo esta iniciativa. Sergio López Vaquero, alcalde del municipio de Fonfría, al que pertenece Salto de Castro, ha manifestado su apoyo al proyecto, destacando que el pueblo es “uno de los mejores conjuntos arquitectónicos de la provincia de Zamora” y que su recuperación podría generar empleo y dinamizar la economía local.
La transformación de Salto de Castro es un ejemplo de cómo la inversión y la visión empresarial pueden revertir la despoblación rural y dar una nueva vida a lugares olvidados. Este proyecto promete convertir al antiguo pueblo fantasma en un oasis turístico de lujo, atrayendo a visitantes de todo el mundo y revitalizando la región.