En el próximo capítulo, Pelayo se verá arrastrado por una ola de pesimismo al enterarse de que un nuevo contrincante ha surgido en la carrera por el puesto de gobernador civil: Francisco Cárdenas, un hombre con una reputación intachable y una red de contactos muy poderosa. Aunque Pelayo cuenta con el respaldo del actual gobernador y de Miguel Ángel Vaca, siente que todo está perdido frente a un rival tan consolidado.
La situación se tensa aún más cuando Marta llega con una noticia que debería ser motivo de felicidad: ella y Fina han decidido tener un hijo con Pelayo. Al principio, él reacciona con emoción, pero pronto su frustración por la política lo traiciona. Comete el error de comparar su futura paternidad con la imagen familiar de su rival, diciendo que “Cárdenas ya tiene hijos y eso también juega a su favor”. Marta, dolida, lo acusa de ver a los niños como herramientas políticas y no como un verdadero deseo de formar familia.
Pelayo intenta remediar su metedura de pata, se disculpa sinceramente y logra que Marta vuelva a confiar en la autenticidad de sus sentimientos. Al final, ella lo anima a no tirar la toalla, a reunir todos los apoyos que pueda y, si es necesario, incluso replantearse la opción de Carpena. Ambos acuerdan que luchar por el cargo de gobernador civil es fundamental, y que aún no está todo perdido.