El regreso de Eugenia a La Promesa desata una serie de tensiones y secretos que alteran la dinámica del palacio. Su aparición no es casual; parece estar al tanto de los eventos ocurridos durante su ausencia y busca confrontar a aquellos que considera responsables de su sufrimiento. Su presencia incómoda a Leocadia, especialmente al notar cómo ha asumido el rol que antes pertenecía a Cruz, con una seguridad perturbadora.
La influencia de Cruz, aunque ausente físicamente, se intensifica con el retorno de Eugenia. Martina, defendiendo a su tía, revive la memoria de Cruz con una fuerza inesperada. Además, el anuncio del juicio por la muerte de Hann, programado para dentro de menos de un mes, sacude a todos. Para Pía, este juicio podría ser la oportunidad de esclarecer las incógnitas que dejó Hann, especialmente en torno al fallecimiento de Dolores.
Curro, por su parte, se opone a implicar a su madre, temeroso de que revivir el pasado pueda afectar su salud emocional. Sin embargo, todo cambia cuando Eugenia descubre que su propio hijo trabaja como sirviente en el palacio. Esta revelación la deja sin palabras, y Curro se ve obligado a ofrecer una explicación. La pregunta ahora es si optará por la verdad o suavizará los hechos.
Mientras tanto, Martina atraviesa un periodo de aislamiento emocional. Distanciada de los suyos y perdiendo la confianza en Jacobo, encuentra apoyo inesperado en Curro. El afecto que se profesan se materializa en un abrazo que no pasa desapercibido. Jacobo los observa desde la penumbra sin intervenir.
Por otro lado, Leocadia comienza a mostrar un interés evidente en la relación entre Catalina y Adriano. Su desaprobación hacia la boda es clara, lo que lleva a Alonso a tomar cartas en el asunto. Para evitar interferencias, decide que los jóvenes fingirán que han pospuesto su compromiso cuando en realidad planean casarse en secreto.
En un rincón del palacio, Petra consigue trabajo para Alicia y encarga a Samuel la tarea de darle la noticia. Aunque su gesto genera comentarios, muchos siguen dudando de la sinceridad de este repentino cambio de actitud.
El lunes 5 de mayo, La Promesa se prepara para festejar la boda de Manuel y Jimena, pese a todos los avisos para que no lo haga. Por si fuera poco, esta ceremonia acentúa las diferencias que hay entre don Gregorio y el señor Baeza. Tanto es así que su discusión está a punto de llegar al salón, pero Pía y Mauro consiguen calmar la situación. Pero don Gregorio juega con ventaja porque se guarda un as bajo la manga y le confiesa a Rómulo una información que ni él mismo espera.
La situación se complica aún más cuando Cruz se reúne a solas con Pelayo para hacerle una insólita petición o, más bien, una exigencia: que el dinero que ha obtenido de los beneficios de las armas sea para ella en su totalidad si no quiere tener problemas en la reconciliación con Catalina. Le amenaza con contar la verdadera historia de cómo llegó al palacio y el conde se ve obligado a ceder a las pretensiones de la marquesa.
Con estos eventos, La Promesa se adentra en una semana llena de secretos, confrontaciones y decisiones que cambiarán el curso de la historia.