Desde la muerte de Jana, Manuel ha sido una sombra de lo que era. Se ha sumido en una depresión devastadora, aislándose por completo del mundo. Su dolor es tan profundo que incluso rechaza la compañía de su familia y amigos. El vacío que dejó Jana en su vida es insoportable, y su tristeza lo consume hasta el punto de perderse en sus propios pensamientos oscuros.
Cada noche, los recuerdos de Jana lo atormentan. Su risa, su voz, su amor… todo se ha convertido en un eco lejano que lo atormenta. “No puedo seguir sin ella”, murmura en la oscuridad, convencido de que su vida ha perdido todo sentido. Su desesperación se convierte en un reflejo de la tragedia que ha azotado al palacio.
Un regreso inesperado: la noche que cambiará todo
Pero entonces, cuando todos han aceptado que Jana ha desaparecido para siempre, el destino tiene otros planes. En una noche aparentemente tranquila, en medio de una cena en familia, unos golpes firmes resuenan en la puerta del palacio.
Manuel, quien apenas ha abandonado su habitación en semanas, decide responder. Sin expectativas, con la mirada vacía, abre la puerta… y su mundo se detiene.
Frente a él, de pie, en la tenue luz de la entrada, está Jana.
Su corazón deja de latir por un segundo. Su rostro, su cabello, su mirada intensa… todo en ella es real. No es un fantasma, no es un sueño. Es ella, viva.
“Hola, Manuel”, dice con una voz serena pero cargada de una fuerza inquebrantable.
El impacto es abrumador. Manuel retrocede, tambaleante, sin poder comprender lo que está viendo. “No… no puede ser… Yo te vi… enterramos tu cuerpo”, balbucea con incredulidad. Pero Jana da un paso al frente, con una expresión llena de determinación.
“Tuve que fingir mi muerte. No tenía otra opción”, revela, dejando a Manuel completamente desconcertado.
El secreto que sacudirá a La Promesa
Mientras Manuel lucha por procesar la realidad, Jana entra en el palacio y todos quedan paralizados. Los cubiertos caen sobre los platos, los criados contienen la respiración y los miembros de la familia Luján palidecen. Cruz, Leocadia, Petra… todos los que tramaron en su contra sienten el pánico recorrerles el cuerpo.
“Creísteis que habíais ganado, ¿verdad?”, dice Jana, con una sonrisa que hiela la sangre. “Pensasteis que me habíais eliminado, pero he vuelto… y esta vez, nadie escapará de la verdad”.
La revelación que está por hacer cambiará el destino de todos. Los verdaderos culpables tiemblan, sabiendo que el momento de su caída ha llegado. Jana no solo ha regresado, sino que trae consigo pruebas de los crímenes y conspiraciones que han plagado La Promesa.
¿Podrán los traidores evitar su destino o finalmente enfrentarán la justicia? La guerra por la verdad ha comenzado… y Jana está dispuesta a ganar.