El ambiente en La Promesa está más tenso que nunca. La verdad está a punto de salir a la luz y Cruz ya no podrá seguir escondiéndose. Después de días proclamando su inocencia y tratando de desviar las sospechas, un giro inesperado cambiará todo: Jana recobra la conciencia y señala directamente a la marquesa como la responsable del ataque.
La revelación cae como un balde de agua fría sobre Manuel. Sin pensarlo dos veces, se enfrenta a su madre con una furia jamás vista en él. La rabia y la decepción lo consumen, y el castigo que le impone a Cruz deja a todos aterrorizados.
La confrontación con Alonso
Antes de que la verdad salga a la luz, Cruz y Alonso protagonizan un brutal enfrentamiento.
“Esto ya ha sobrepasado todos los límites, Cruz” — ruge Alonso, mirándola con una mezcla de rabia y decepción.
Cruz, con su actitud altiva, responde con desprecio: “¿Cómo puedes siquiera insinuar que yo atentaría contra Jana? Es una locura”.
Pero Alonso no se deja engañar: “Nunca la has soportado, hiciste lo imposible por separarla de Manuel. Si descubro que eres culpable, juro que pagarás por esto”.
Cruz intenta mantener la calma, pero cada palabra de su esposo la pone más a la defensiva. En un momento de ira descontrolada, levanta la mano y le da una bofetada a Alonso. El sonido del golpe resuena en toda la habitación.
“¡Exijo respeto! Soy tu esposa y no permitiré que me trates como una criminal en mi propia casa”, grita, con los ojos encendidos de furia.
Alonso, con la mejilla marcada por el golpe, la observa con frialdad. “Si realmente eres inocente, entonces no deberías temer ser interrogada de nuevo”.
Cruz se queda sin palabras. Sabe que el cerco se está cerrando y que muy pronto la verdad será revelada.
La verdad que lo cambia todo
Mientras tanto, Jana despierta en su habitación, aún débil pero consciente. Manuel, que no ha dejado de velar por ella, le toma la mano con ternura.
“Mi amor, ¿recuerdas algo de esa noche?” — le pregunta con un tono lleno de expectativa y temor.
Jana frunce el ceño, su mente intentando conectar los recuerdos dispersos. Y entonces, su expresión cambia: un escalofrío la recorre al recordar la última voz que escuchó antes del disparo.
“Fue… Cruz”.
Las palabras caen como una bomba. Manuel se levanta de golpe, sintiendo su sangre hervir.
“¿Mi madre?” — pregunta, sin poder creer lo que acaba de escuchar.
Jana asiente con dificultad. “Recuerdo haberla escuchado… y luego vino el disparo”.
El rostro de Manuel se transforma en pura furia. Su respiración se acelera y, sin decir una palabra más, sale de la habitación como un huracán.
“¡Manuel, espera!” — intenta detenerlo Jana, pero es demasiado tarde.
El peor castigo para Cruz
Manuel atraviesa los pasillos con pasos firmes. Cuando llega a la habitación de Cruz, abre la puerta de un golpe, haciendo que su madre se sobresalte.
“TÚ” — grita con los ojos llenos de odio. “Intentaste matar a Jana, ¿verdad?”.
Cruz, aunque sorprendida por la repentina confrontación, intenta mantener la compostura. “No sé de qué hablas, hijo. Te han llenado la cabeza de mentiras”.
Pero Manuel no está dispuesto a escuchar excusas. Se lanza sobre ella con una rabia descontrolada, tomándola del cuello.
“Me das asco”, le susurra entre dientes, apretando con fuerza. “Destruiste todo lo que tocaste. No eres mi madre, nunca más me llames hijo”.
Cruz lucha por soltarse, intentando apartar las manos de Manuel, pero su hijo está cegado por la furia.
La puerta se abre de golpe y Alonso entra, quedándose atónito ante la escena.
“¡Manuel, suelta a tu madre!” — grita, corriendo para separarlos.
Con esfuerzo, Alonso logra apartar a Manuel, quien aún respira con dificultad, los ojos llenos de ira. Cruz, temblorosa, lleva las manos a su garganta, intentando recuperar el aliento.
Pero Manuel no ha terminado. La señala con el dedo, su voz impregnada de odio.
“Vas a pagar por esto. Juro que pagarás caro por lo que hiciste”.
Cruz, aún en shock, comprende que esta vez no tiene escapatoria. La verdad ha salido a la luz y su destino está sellado.
¿Podrá escapar?
Con Manuel decidido a hacer justicia y Alonso perdiendo toda confianza en ella, Cruz está completamente acorralada. Su única opción parece ser huir antes de que el sargento Burdina confirme su culpabilidad.
¿Logrará escapar o finalmente enfrentará las consecuencias de sus actos? ¡El próximo episodio de La Promesa traerá la respuesta!