Los secretos siempre encuentran la manera de salir a la luz, y esta vez, Pelayo no puede seguir ocultando el suyo. Todo comienza con una llamada inesperada, una voz del pasado que lo cita en un rincón discreto de Toledo. Aunque duda, sabe que no puede ignorarlo.
Al llegar, su corazón se acelera: Darío está ahí, trayendo consigo recuerdos que creía enterrados. Con una sonrisa forzada, Pelayo intenta mantener la compostura, pero la mirada de Darío lo incomoda. La conversación parece casual, pero hay una tensión latente, un juego de palabras que esconde mucho más.
Justo en ese momento, Marta aparece, radiante y confiada, ajena a la extraña energía entre ambos. Pelayo, nervioso, la presenta a Darío y, en un gesto casi desesperado, la besa frente a él, más como declaración que como cariño. Marta no lo dice, pero lo nota: hay algo extraño en su esposo.
Cuando Darío menciona que se quedará en Toledo unos días, Pelayo se estremece. Su pasado ha regresado, y esta vez no podrá escapar. Más tarde, Marta lo enfrenta. Su actitud ha sido demasiado evidente. Pelayo intenta evadirla, pero finalmente confiesa: él y Darío fueron más que amigos en la universidad, tuvieron una relación secreta que terminó por miedo y negación.
Marta lo mira fijamente, entendiendo todo. Pero la pregunta que la atormenta es otra: ¿ha regresado Darío para cerrar una historia… o para reabrirla? 😨