n el capítulo 76 de Una Nueva Vida, la tensión, las intrigas y las emociones llegan a un punto decisivo, donde viejas heridas se reabren y las alianzas cambian de forma inesperada. Ferit logra terminar la colección clave para la empresa Korhan justo a tiempo, una serie de diseños que despiertan la admiración de los clientes. Sin embargo, en un gesto de honestidad poco común, confiesa que las creaciones pertenecen a Seyran. Este acto cambia por completo el rumbo de las negociaciones: los clientes anuncian que no firmarán el contrato si Seyran no participa oficialmente en el proyecto. Para Ferit, es un orgullo y a la vez una herida; el éxito lleva el nombre de la mujer que ya no forma parte de su vida.
En casa de Esme, la llegada de Ayla trae un aire tenso. Ayla deja claro que desprecia a Seyran y que jamás la aceptará como nuera, mientras Esme, con serenidad, protege a sus hijas. Paralelamente, Kazım sigue al hombre que amenazó a Suna, pero el enfrentamiento le demuestra que ya no posee la fuerza de antes y decide retirarse, sintiendo el peso del pasado.
Seyran regresa a casa con Sinan y Hazal después de la boda, pero la tranquilidad se rompe cuando Ferit aparece inesperadamente. Le comunica que la Korhan Holding quiere contar con ella para el proyecto. Seyran, sin dar respuesta, cierra la puerta. Sin embargo, Sinan, irritado al encontrar a Ferit afuera, mantiene un tenso intercambio de miradas con él. Ayla, aún en contra del matrimonio, contacta a Mümtaz para indagar sobre Seyran y su familia, convencida de que representa una amenaza.
En la mansión Korhan, Betül y su madre aprovechan para aumentar su influencia sobre Orhan. Mientras tanto, Seyran y Sinan organizan una cena para reunir a ambas familias, supuestamente como presentación, pero en realidad para anunciar su matrimonio. Esme percibe algo raro al ver una silla extra en la mesa, y su sospecha se confirma cuando la revelación provoca un silencio incómodo. Ayla estalla de furia, Esme queda impactada y Ferit, observando desde otra mesa junto a Diyar, es golpeado emocionalmente por la noticia.
Durante la cena, Seyran se ausenta un momento, y Ferit aprovecha para acercarse. Le habla de las oportunidades que tendrían trabajando juntos, pero ella, firme, rechaza la propuesta. La noche termina con las familias distantes y con un aire de guerra fría. Ayla ve el matrimonio como una derrota personal y decide actuar para alejar a su hijo de Seyran.
Al día siguiente, finge estar enferma para retener a Sinan en casa, iniciando así su estrategia. Ferit, por su parte, pasa la noche en casa de Diyar, pero la llegada inesperada de los abuelos de esta provoca un fuerte enfrentamiento, amenazando su incipiente cercanía. En otro frente, Nurten presiona a Orhan para que se case con Betül por el embarazo, pero él se mantiene firme y rechaza la imposición.
Seyran acepta visitar la oficina de Ferit para recibir ayuda en la búsqueda de una casa. El reencuentro, entre bocetos y proyectos, revive una conexión silenciosa, aunque pronto interrumpida por un mensaje con la dirección de la futura vivienda que compartirá con Sinan. La visita a esa casa despierta emociones encontradas: para Seyran, es un nuevo comienzo; para Ferit, un símbolo doloroso de lo que no fue.
En paralelo, Mümtaz sigue manipulando a Ayla, mientras Sinan oculta sus verdaderas intenciones y le propone a Seyran vivir temporalmente con su madre debido a la “enfermedad” de esta. Seyran, confiada, acepta… hasta que una llamada revela la verdad: la casa nunca fue alquilada. Todo fue una farsa para controlarla.
Ese descubrimiento enciende en Seyran una fuerza renovada. Ya no está dispuesta a ser manipulada ni por Sinan, ni por Ayla, ni por nadie. Horas después, las puertas de la sala de juntas de la Korhan Holding se abren. Seyran entra con paso firme, segura, decidida. Ya no es la joven que dependía de las decisiones ajenas; ahora se sienta frente a Ferit con la mirada de quien ha tomado las riendas de su destino. El poder ha cambiado de manos… y esta vez, es Sey