En esta intensa entrega de La Promesa, la marquesa viuda de Luján, Leocadia, se encuentra en un momento crítico, sintiendo cómo el poder que había acumulado comienza a escurrirse de sus manos. Consciente de que sus alianzas y maquinaciones están al borde del colapso, urde un plan que mezcla desesperación, ambición y frialdad absoluta: utilizar a los recién nacidos de Catalina Luján y Adriano, el Conde de Valmaseda, como garantía viva para sellar un pacto inquebrantable con dos poderosos aliados, el Duque de Carvajal y Don Cifuentes.
Leocadia convoca en secreto a estos hombres en una cámara oculta del palacio, donde expone su audaz propuesta. Sugiere que los bebés, dos vidas inocentes, se conviertan en símbolo y garantía tangible de su alianza, asegurando que cualquier traición pondría en riesgo la vida de los herederos y, por ende, la estabilidad de los linajes y el futuro de La Promesa. Aunque inicialmente escépticos y horrorizados, Carvajal y Cifuentes terminan sucumbiendo ante la lógica calculadora y la promesa de control absoluto que este pacto ofrece.
Esa misma noche, bajo la sombra del silencio y el sigilo, Leocadia pone en marcha la primera fase de su plan: los bebés son trasladados clandestinamente a una ubicación secreta, una nursery oculta lejos de sus padres, bajo la vigilancia y control conjunto de los tres firmantes del pacto. La escena está impregnada de un aire oscuro y siniestro, reflejo de la traición y la ambición que se ciernen sobre La Promesa.
Mientras tanto, el joven Curro de la Mata, investigando en la biblioteca los secretos de las familias nobles, descubre una conexión oculta y peligrosa entre Jacobo de Peñalver y Esteban Monteclaro, un nombre que evoca miedo y poder oscuro. Esta revelación lo pone en alerta máxima, pues Jacobo, pretendiente de Martina y figura aparentemente confiable, podría estar implicado en una red de traiciones que amenaza con destruirlo todo.
Consciente de la gravedad del asunto, Curro busca la ayuda de Eugenia, la Condesa de Carvajal y Cifuentes, su tía, pero Leocadia, alerta y siempre un paso adelante, trama un plan para neutralizarla. Con la ayuda de Jacobo y su leal servidor Lorenzo, preparan una campaña de difamación y un intento de silenciar a Eugenia mediante un somnífero administrado en una copa de vino.
Así, la lucha por el poder, la justicia y la verdad se intensifica en los pasillos y secretos del palacio, dejando claro que en La Promesa nada es lo que parece y que las apuestas son la vida misma de los inocentes y la supervivencia de las familias más poderosas. ¿Podrá alguien romper este pacto mortal y traer justicia antes de que sea demasiado tarde?